Quiero perderme en los abrazos que aun no he dado y
encontrarme en la sonrisa de la gente que me quiere. Quiero levantarme feliz un
lunes porque tengo por delante 24 horas para hacer lo que me gusta, y acostarme
tranquila un domingo porque invierto mi tiempo en ser feliz y hacer feliz a los
que me rodean. Quiero perder la vergüenza a decir te quiero, amar hasta sentir
que me va a explotar el alma, notar mi corazón bombeando sangre por una pasión
nueva y que me brillen los ojos de ilusión en todas las fotos del futuro. Quiero
un presente repleto de confianza, mirar a los míos como se mira a un súper
héroe y saber que me ayudarán a levantarme cada vez que la vida me empuje al
suelo. Quiero leer bibliotecas enteras y creerme eso de que el amor
desinteresado existe, no poner barreras a mi mente y arrancar de raíz los
prejuicios que puedan hacer sombra al sol de mis ventanas. Quiero dibujar
perdones con nariz de payaso, para que se rían todos los que creyeron que su
daño sería mancha en lugar de aprendizaje, y pedir perdón también por mis
desastres y mis ruinas. Quiero llenar las sábanas de besos y pasión, pintar los
amaneceres de fuegos artificiales y borrar los miedos con bailes a orillas del
mar. Quiero enamorarme como las locas, y estar lo suficientemente cuerda para
no olvidarme de quererme a mí misma nunca. Quiero
contarte un secreto: esto no es surrealismo, es amor por la vida.
El amor es el elemento que mueve todo lo que existe y gracias a él una mirada se convierte en un vehículo a la felicidad.
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