Léeme:

Siguenos en Blogger Siguenos en Facebook Síguenos en Twitter

miércoles, 14 de febrero de 2018

Celebrar el amor.

Que te quieran mucho, a raudales, y que te lo demuestren todos los días del año. Que te miren con amor cuando llevas el moño mal hecho del domingo y cuando llevas tu mejor vestido de fiesta. Que se enamoren de tu pelo despeinado o de tu barba de tres días. Que te cuiden con pequeños detalles y te hagan reír en grandes carcajadas. Que te escriban un mensaje bonito un 14 de febrero y un 26 de marzo, que te llenen de besos todos los miércoles por la tarde y te abracen todos los sábados por la mañana, pero, sobre todo, que te hagan sentir prioridad todos los días de la semana y no te dejen irte a dormir con agonía ninguna noche del mes. Que te sorprendan e inventen mil planes compartidos. Que se invente el tiempo disponible para estar contigo, que le valgan cinco minutos en tu portal o toda una vida en tu dormitorio. Que dibuje un proyecto por cada excusa que pusieron otros y nunca se canse de impulsar tus sueños. Que quieras mucho, a raudales, y que lo demuestres todos los días del año. Que te sientas orgullosa de las personas que te rodean y encuentres un hogar en los brazos de quienes te acompañan. Que aprendas que el amor es humilde, sano, confortable y eufórico, y que no hay nada más inexplicable que sentir que te va a estallar de ilusión el pecho. Hazme caso, que nunca te canses de querer, de querer a tus padres, a tus amigos, al trabajo de tus sueños, a tu fiel mascota, a tu pareja o a tu persona especial, sin etiquetas. Que lo celebres hoy si te apetece, y mañana si te vuelve a apetecer, que soples confeti e hinches globos, que montes una fiesta de disfraces o inviertas un poco más de tiempo en ti, que nunca pierdas ni un ápice de amor por la vida. Sal a celebrarlo, da igual si se trata de ir a comer nachos con queso con una amiga, o a una cena con velas con tu pareja. Da igual si es al cine o a patinar, a comer bombones o a exprimir todas las series posibles delante del ordenador. Que no tiene porqué ser París o Roma, que puede ser Madrid o la esquina derecha de tu cama. Que lo único importante, óyeme bien, es que siempre te sientas querida, que nunca te canses de querer y que jamás dejes de quererte. 


sábado, 3 de febrero de 2018

V I V E.

¿Y si no te llama? V I V E.
¿Y si no te contesta? V I V E.
¿Y si no le gustas? V I V E.
¿Y si no hay de tu talla? V I V E.
¿Y si estás flaca? V I V E.
¿Y si hablan de ti? V I V E.
¿Y si te tropiezas? V I V E.
¿Y si te decepcionan? V I V E.
¿Y si te mienten? V I V E.
¿Y si el agobio un día te puede? V I V E.
¿Y si un examen sale mal? V I V E.
¿Y si ya no le quieres? V I V E.
¿Y si te equivocas? V I V E.

Vive y nunca dejes que tu vida dependa de alguien. Y si las cosas no salen como esperabas, sigue esforzándote, sigue soñando, sigue buscando las opciones para cumplir esos sueños. No renuncies a enamorarte porque un amor se acabó. No rechaces a todo el mundo porque alguien te falló. No martirices tu futuro por haber cometido un error. Aprende a pedir perdón. No te pares, no dejes que te paren. No te aferres a nadie por ese miedo estúpido a lo que vendrá. No dudes de tus capacidades, no hagas lo que no te gustaría que te hicieran. Y no pierdas energía y tiempo en quien actúa con maldad. Ponte la sonrisa y saca pecho de tus cicatrices. Aprovecha cada momento y bésate.
Y mientras todo eso pasa, sigue viviendo.