Todo lo que a mí me enamoro de ti, estaba en mí.
No sé si me entiendes, que yo me enamoré del vuelo libre de mis alas cuando tú me abrías el cielo; me enamoré de mis temblores de piernas las noches que sabía que iba a verte; me enamoré de la sonrisa estúpida que se me ponía en las fotos en las que tú sujetabas la cámara; me enamoré de la mujer sin límites que se reflejaba en la parte más oscura de tus ojos; y, aunque te parezca mentira, me enamoré de la fragilidad y la simultánea valentía que sólo descubrí al quererte.
Y, será por eso, que aunque tú ya no estés, yo sigo aquí, perdidamente
enamorada de ti.
- Imagen extraída de UPSCL.
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