Lo único que sé de métrica
es que nuestros besos siempre
son asonantes,
que no existe estructura más
perfecta
que la de encajar mi mandíbula
en tu cuello.
Lo único que puedo enseñarte
sobre el ritmo
es que yo mido los acentos en
suspiros,
en abrazos,
en anhelos.
Los únicos versos perfectos
que he leído
se creaban callados
en la intimidad del tacto
entre dos amantes
en la oscuridad nocturna de
una madrugada.
Lo único que puedo aportarle
yo a la poesía
tiene sólo siete letras,
se pronuncia en susurros,
grita de éxtasis
y tiene una única regla exacta:
Que el arte, mi vida, nació el día te
conocí.
Imagen: Marilyn.
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