Léeme:

Siguenos en Blogger Siguenos en Facebook Síguenos en Twitter

lunes, 28 de noviembre de 2016

Renuncio a olvidarte.

Renuncio a olvidarte y a fingir que te he olvidado, a morderme los labios cada vez que suben por mi garganta las siete letras de tu nombre amenazando con romperme las cuerdas vocales. No puedo y no quiero seguir haciendo como que ya no, cuando ahora y por bastante tiempo, sí. Renuncio a decir que no has sido para tanto cuando en realidad cambiaste mi forma de ver la vida, me enseñaste un mundo lleno de viajes a la luna, y me ofreciste las líneas de tus manos para que dibujara un presente repleto de pasiones. Que no, que no te he olvidado. Que aún recuerdo tu forma canalla de encenderte el cigarro entre sonrisas de picardía, y esa otra de olerme el pelo que me caía a la altura de la clavícula.

Ya ves, que me van a dar el Goya a la mejor actriz de reparto de tu vida, porque quizás es cierto que jamás conseguiré el papel protagonista, pero durante meses llené de luz el escenario de tus ojos. Tus ojos joder, que cómo voy a olvidarme de ellos, si yo era guapa, poderosa y diosa en su reflejo. Si me he columpiado en tus pestañas después de un orgasmo y he alcanzado el cielo con los dedos de los píes sin más empuje que tu complicidad. Les he mentido a todos para sobrevivir, a ti al que más, para que no te creas que puedes irte y volver cuando quieras, para que no me nombres ciudad de vacaciones cuando merezco ser hogar. Pues eso, mi niño, que me he llenado de orgullo, de desplantes y de reproches para no dejarte volver. Y que ha habido otros, y he clamado al cielo para que llegaran a atraerme la mitad de lo que tú lo haces, porque lo merecen más, pero que todavía no existe autoridad sensata que dirija a un corazón. Y también sé que hay otras, y me importa un bledo, y les agradezco que te amen y te cuiden, porque ya sé que no me borran. Porque las personas somos insustituibles, y tengo que aprender a vivir sin comparar al resto de mortales contigo, sin buscar tus sensaciones en otros besos, pero dame tiempo, déjame que aún pronuncie tu nombre entre copas, y que me vibre de emoción la boca del estómago cuando te veo de lejos. Ya tendré tiempo para matar poco a poco las mariposas supervivientes de esta guerra absurda. Que sí, que hoy renuncio a olvidar lo inolvidable y también a callármelo. Y es que quizás no se trata de olvidarnos, sino de seguir viviendo con los bolsillos cargados de experiencias.

Te estoy queriendo en presente, mi niño, aunque el destino ya no nos describa nunca más en términos de futuro.


- Imagen película "El diario de Noa".

1 comentario:

  1. Es muy fuerteee xk me s iento tan identificada en cada uno de tus post!! Bienvenida a mi mundo julita no pienso dejar de seguirye xk has llegado xa kdarte

    ResponderEliminar