Léeme:

Siguenos en Blogger Siguenos en Facebook Síguenos en Twitter

miércoles, 23 de noviembre de 2016

No me preguntes por él.

No me preguntes ni siquiera por él, que tú has vivido lo nuestro como vive un guionista el estreno de su propia película: desde fuera pero con los detalles más privados narrados en primera persona.
No me preguntes si su risa sigue pareciéndome el amanecer en el que descansan los temores más oscuros, ni si era verdad que con él hubiera empezado desde cero tantas veces como me lo hubieran permitido las fuerzas inmensurables de este amor.
No te atrevas a preguntarme si lo usé como pura distracción, o si fue un capricho más entre tantos al que sigo mirando con atracción. Porque ya sabes que los polos opuestos se atraen; que si él era el Norte, yo pretendí ser Sur, pero ardíamos tanto que nunca conseguimos hacer hielo.
No me preguntes si son rencores lo que ocultan mis ojos, porque ya no sé de qué manera disfrazar el amor para que parezca indiferencia
No sé cómo asesinar a sangre fría los recuerdos más bonitos de mi experiencia y atreverme a acariciarlos sin que las letras de su nombre se me derrumben por exceso de melancolía
No me preguntes si algunas mañanas todavía me columpio en el recuerdo del idílico contoneo que hacia su corbata mientras yo le ajustaba el nudo antes de darle un último beso de buena suerte.
No te creas todo lo que oigas y escucha, aunque sea por una vez, lo que dicen nuestros ojos cuando intentamos callarlo todo. Tú que eres su amigo y que protegerás su felicidad como se deben proteger los tesoros más importantes, entenderás que yo me habría rendido en todas las guerras por salvaguardar su nombre, que habría hecho de su propia paz mi única causa y jamás le habría abandonado.
Tú que eres su amigo y juras quererle en lo bueno y en lo malo, sabrás que nunca ha hablado tan bonito como cuando contaba que lo bueno era yo. 
A ti, que eres su amigo y ni por asomo el mío, voy a confesarte que le quise con la valentía suficiente para hacer mías sus ruinas, y con el optimismo necesario para transformarlas en pasiones.
Por eso tú, que todo lo has visto pero que nada sabes, no creas que fui una mentira, porque yo con él y por él, sólo quise ser la verdad absoluta que el amor representa.

Y no me preguntes más, que voy a confesártelo bajito, para que él no nos escuche: le quise tanto y tan bonito que todavía le quiero



No hay comentarios:

Publicar un comentario