Es buscar siempre más motivos que
excusas. No precipitarse, pero no tener miedo a avanzar. Compartir ideas,
experiencias, momentos. Compartir vida.
No intentar nunca poseer al otro, restarle espacio, cambiar sus gustos. Consiste, sobre todo, en ser libre. Alguien
con quien disfrutar de un silencio y con quien dormir tranquilo. Alguien a
quien llamar cuando consigues un ascenso y con quien llorar cuando te comunican
un despido. Un valiente. Confiar sin reservas, sin traiciones, sin
temores. Es, fundamentalmente, la
ausencia de mentiras. Alguien que te impulse a cumplir tus sueños y que te
preste su abrazo en las noches de pesadillas. Un apoyo. Alguien que te
saque de tus casillas, que bromee contigo, que se ría con tus manías, pero te
quiera con todo eso. Las cosquillas a las 12 de la mañana de un domingo
cualquiera. Un paseo por la Gran vía un jueves por la tarde. Dos manos
entrelazadas huyendo del frío. Dos cuerpos desnudos ahorrando calefacción. El
campo en el que te criaste y la historia de aquel diente que te rompiste por
temerario. Un soñador. El olor del pelo recién lavado cuando te abrazan
por detrás. Un mensaje de buenos días. Un deseo de buenas noches. Es debatir,
decidir y discutir. Reconciliarse. Viajar
solo y echar de menos. Viajar en pareja y no echar de más. Disfrutar del tiempo
individual. Mandar canciones y hacer planes. Un incondicional. Preocuparte
por el otro y cuidarle si hace falta. Mirar al otro como si fuera único, que te
hagan sentir que lo eres. Que sepas lo que mereces. Que siempre sea la alegría
y nunca la pena. Que uno más uno siempre
sean dos. Que se convierta en suma, pero nunca reste. Un beso cálido en una
nariz helada. Un apasionado.
Todo eso es el amor.
Si no es amor no lo quiero.