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domingo, 28 de mayo de 2017

La primera vez.

Si hay algo que determine nuestra vida y cambie irremediablemente el rumbo de los acontecimientos, ese algo son las primeras veces.
El primer beso inexperto. El primer amor de tu vida. La primera ruptura dolorosa. Los nervios de tu primer día de trabajo. La emoción eufórica de la primera vez que montas en avión. El primer viaje sola con tus amigas. El primer fracaso estrepitoso en algo en lo que habías volcado toda tu ilusión. La primera vez que dices adiós a alguien con todo el dolor de tu corazón. El primer miedo a un problema serio y real. La primera vez. El primer abrazo por detrás en silencio. Las lágrimas de rabia la primera vez que discutes de verdad con un ser querido. El primer día que te miras al espejo y descubres que tú debes ser siempre el primer amor de tu vida. Las primeras palabras de felicitación cuando alcanzas un éxito tras mucho trabajo y sacrificio. El primer día que ves amanecer al volver a casa y la primera puesta de sol en la playa.
La primera vez que descubres que vivir es andar a ciegas en un camino repleto de incertidumbres; vencer los miedos y las inseguridades, respetar los defectos y amar los errores. Y es que las primeras veces determinan nuestra vida no por lo que son en sí mismas, sino porque nos abren un mundo nuevo de posibilidades posteriores, de siguientes veces que siempre saben a nuevas si se viven con ilusión. La primera vez que abres los ojos y entiendes que vivir es no acostumbrarse nunca, asumir con dignidad las etapas más difíciles y tristes de la vida, respetar el dolor propio y apoyar en el ajeno. No resignarse con una rutina impuesta, e intentar, en la medida de nuestras posibilidades, cambiar aquellos pequeños detalles que nos hacen un poco más felices. Aprender de todo y volver a empezar una nueva primera vez tantas veces como necesitemos.
Y es que las primeras veces sirven para conocernos más a nosotros mismos, descubrir lo que nos gusta y lo que no queremos cerca, aprender de los errores y aceptar que si somos valientes y nos arriesgamos, cometeremos muchos más.

Benditas primeras veces y bendita la certeza de saber que las emociones, las experiencias y las personas son tan infinitas que nunca perderé la capacidad de sorprenderme por primera vez. 

                                

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