El día
en que te fuiste me di cuenta de que nunca había escrito nada sobre ti. Será que
me faltaban las palabras que siempre me sobraron con otros, porque tú me diste
más besos que letras tiene el abecedario. Porque contigo descubrí el placer del
silencio cuando hablan las miradas. Tienes los ojos más bonitos de Madrid. Al
menos los más bonitos que yo he sido capaz de contemplar durante horas sin
sentirme intimidada.
Ahora
que te has ido, podría decirte que sigo asomándome a mi balcón de madrugada,
aunque ya nunca huela a tabaco ni sepa a tus besos. Debería confesarte que una
de estas noches de ausencia, lloré al descubrir que el edificio gris de
enfrente ya no tiene ningún encanto, que sin nosotros ha vuelto a ser ruinas
entre tanto cielo. Te reconozco que fui
feliz y de eso no tengo dudas, que confié en ti, en lo que decías y, sobre
todo, en lo que me hacías sentir. Y que si protesté fue porque me
importabas y me interesaban más las soluciones que el problema. Soy
coleccionista de cosas sin sentido y ahora tengo tres mil doscientos besos en
el cajón de mi mesilla, esa que no he vuelto a abrir desde que tú la cerraste
por última vez una noche de primavera. Gracias
por haber llenado de besos un cuerpo plagado de miedos, por haber escuchado
atento mis mil y una noches, por haberme mirado dormir. Gracias, sí, pero no a ti ni a mí, sino a la vida que nos enseña que breve no es sinónimo de malo, que todo nos lo da.
En
realidad, sé que contigo dejé de escribir porque no había ni un atisbo de dolor
en mi pecho, todo era alivio. Y que si tampoco dediqué ninguna palabra al amor
es porque no llegó a haberlo. Es cierto, yo no llegué a quererte nunca, pero
estuve tan cerca que cupé mis 168 centímetros de ilusión sincera. Por eso llevo días echándote de menos porque
esta vez no tengo miedo a mi cama fría, pero me abrasa el bochorno específico
de tu ausencia.
Esto
es lo que verdaderamente soy: letras y cielo, dudas y amor, pasión y caos. Y
con todo y eso, me valoro y me quiero sin justificaciones.
Te has
ido y lo respeto.
Nos
echo de menos y lo respeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario