A mí
me gustaría poder explicarlo para que me entendieran, y por más que me esfuerzo
no me salen las palabras oportunas. Me gustaría poder explicar que la primera
vez que apareció ante mi, mis ojos le recibieron con honores, como si llevaran toda
la vida vacíos de arte. Que al rozarme mi cuerpo
tembló de deseos y no de miedos, porque el único temor que me habitaba era el de
perder lo que, en realidad, todavía nunca había tenido. Me gustaría poder explicar a qué sabe un
beso cuando te lo has estado aguantando durante mucho tiempo, o qué transmite
una caricia cuando las manos que la entregan saben calentarte el alma. Mirad, yo ando por la calle y la gente
se gira a mirar lo bonita que le queda a mi cara la felicidad del amor, estremezco los hombros cuando se me presenta con premeditación un recuerdo, le hablo a la gente que quiero de lo
mucho que le quiero y siempre siento que todavía no he hablado lo suficiente de él.
Para mí, él es la vida sin agobios de quien ya ha
encontrado su verdadero hogar, la terraza con vistas al éxtasis de una rutina elegida
y jamás impuesta. Es huir con alevosía para que me encuentre siempre con
una mirada de bienvenida, con besos enrabietados y abrazos insaciables. Me
gustaría explicar que gritaría su nombre en plena Gran Vía y dejaría que me
tacharan de loca sólo para que él consintiera unirse a la locura más feliz de
nuestras vidas. Podría reconocer que yo sería siempre el corazón joven,
comprometido, pasional y tierno que quiere comérselo a besos cada mañana y también llenarle de mimos en sus días malos. Me encantaría que todo el mundo me preguntara por lo nuestro
y decirle que la chica que se enamoró de él derrocha alegría, canta en la ducha
y se enfada por tonterías, pero que siempre siempre siempre tiene un hueco
libre para achucharle y morir en sus brazos. Me gustaría hablar de la verdad de nuestra historia, contar que siempre hemos sido dos, pero que qué bien y qué bonito cuando
nos fundimos en uno. No sé, decirles, quizá, que sus ojos son el milagro
con el que me siento invencible y su risa es el sueño en el que me columpiaría
todas las noches del futuro.
Me gustaría poder explicarles que me enamoré
como una estúpida y cuidé la inocencia bendita de creer, como todos, que mi
amor era el más intenso jamás creado.
Me
gustaría explicarles lo que se siente, lo que se vive, lo que se sueña.
Contarles lo del apetito y las ganas, lo de la valentía y la sonrisa boba, lo
de los proyectos mentales y la emoción indiscreta, lo de la euforia y las canciones protagonistas.
De verdad, créanme que me gustaría
explicarlo,
pero el amor es un secreto
que no descubres
hasta el día que tú te enamoras.
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