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domingo, 3 de julio de 2016

BésaTE




Hoy vengo a reivindicar todas y cada una de mis cicatrices y el derecho a enseñarlas. 

Estas estrías son heridas de guerra, siento que no te gusten cuando las veas, a mí, en cambio, me encantan, porque implican un triunfo, un logro, una transformación en la que mi cuerpo sufrió para acomodarse después en la misma piel. También lamento que cuando me ves en traje de baño te empeñes en juzgar mis kilos de más, o mis kilos de menos, yo me miro al espejo y veo una persona orgullosa de sí misma, que se quiere, se respeta y se valora. Ni me faltan, ni me sobran centímetros y cuando me pongo tacones es, exclusivamente, para pisar más fuerte, porque lo que es la cabeza no puedo tenerla más alta. A veces llueve y se me encrespa el pelo como si fuera un león, hay quien saldría corriendo, pero a mí me gusta ser una leona que baila bajo la lluvia. No me maquillo para ti, ni para otro, ni para nadie. Me gusta lo que soy recién levantada y hay días que me gusto aún más con un poco de máscara en las pestañas en las que se mecen mis sueños. Yo escribo mucho, leo mucho y hago deporte otras tantas veces, pero no las suficientes para que llegue julio y mi piel sea absolutamente tersa. La celulitis se empeña en acompañarme, ¿y qué? No me importa porque no espero que nadie me vea perfecta, no quiero ser perfecta porque me costó años aprender a amar todas y cada una de mis imperfecciones, las que me definen, las que me hacen especial, las que me diferencian de una copia absurda de otros. Yo he amado con defectos, he besado cicatrices, he abrazado los complejos de otros, y, por eso quiero que me amen a mí de la misma forma. Sobre la gente con tatuajes, te digo lo mismo, que sí, que ojalá se arruguen muchísimo, que la vida les regale los suficientes días para llenarlos de vejez, que en cada arruga les quepa una carcajada y cuando tengan cien años hagan con sus tatuajes lo mismo que con sus lunares: amarlos por lo que significan. A mí me vas a ver cantar, bailar, reír como si se acabara el mundo, abrazar a los que quiero e ignorar a los que opinan cruelmente sobre otros que jamás le pidieron opinión. Me gusta la gente que se gusta, que camina segura por la calle, que se reconoce frente al espejo y se besa todas las mañanas. Me gusta la gente que está encantada de conocerse a sí misma, que asume que va a pasar toda la vida dentro del mismo cuerpo y tiene que amarlo. Y me gusta, más que cualquier otra cosa, ayudar a los que no se aman del todo, explicarles que son únicos, que nadie merece que se jueguen la dignidad en un torneo absurdo, que la vida es un viaje de paso que dura unos cuatro días y si dos de ellos son verano, pues habrá que ponerse bikini, bañarse en la playa y enseñar el ombligo, si es lo que te apetece.
Mira ven, repite conmigo: voy a quererme en otoño, en primavera, en invierno, y en verano, porque me lo merezco. El amor empieza hoy, bésate



                                  

-Imagen de @lei_di_ ¡Mil gracias, amiga! 

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