Creo
que hay más belleza en los ojos entusiasmados de un espectador que en la propia
película. Siempre he pensado que no hay efectos especiales de mayor envergadura
que los que surgen entre dos enamorados segundos antes de besarse por primera
vez. Mira, el arte no es otra cosa que
la mirada orgullosa de una madre cuando ve a sus hijos cumplir sus sueños.
Y la fuerza no se mide en los gimnasios cariño, la fuerza se mide en los enfermos que se levantan cada mañana para
someterse a un tratamiento en el que se juegan la vida, y también en las personas que los cuidan con capa de súper héroe. Del coraje qué voy a
decirte: que está en las bibliotecas, en las Universidades y en el trabajo duro
de quienes apuestan por mejorar en una vida llena de obstáculos. Y que el
ballet es tan delicado, como valientes las piernas que lo practican. Ya te he
dicho que no hay excusas, que en esto de vivir no se puede luchar a medias, hay
que arriesgarlo todo y creer en uno mismo. Si quieres algo, visualízalo y ve a
por ello, porque todavía no se ha inventado un camino sin salida. Sí, puede que
adore los museos, especialmente los de pintura, pero es que me llena de emoción
saber que existe gente capaz de plasmar tantos sentimientos con un sólo pincel.
La belleza, tan subjetiva y efímera, sólo pasa inadvertida para los que aún no saben que el arte está en las calles, en las plazas, en las ciudades. Que allí donde hay personas llenas de vida y entusiasmo, allí está el arte.
Imagen extraída de Pixabay.
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